Nuestro paciente nos cuenta que antes de la rehabilitación “lo había perdido todo”. Al decir “todo” se refiere a su familia en concreto a su mujer y sus hijas. Su testimonio narra el duro proceso que atravesó para, por fin, decidir que era necesario ponerse en rehabilitación. Además, nos cuenta cómo le cambió totalmente la vida poder acercarse de nuevo a su familia.
Sigue leyendo…
Fue adicto durante más de 20 años pero llegó un día en que se dio cuenta de que no podía seguir. Su consumo había aumentado y la situación se había vuelto insostenible
La razón de someterse a un tratamiento de rehabilitación fueron sus hijas: vio que no podía seguir haciéndolas sufrir.
Gracias al tratamiento entre otras cosas ha aprendido a ser honesto, positivo en el día a día y disfrutar de cada pequeña cosa.
La honestidad le ha permitido poder mirar a sus hijas y su mujer a la cara y saber que ya no las miente, que su vida ya no es una farsa en la que todo se reducía a consumir.
Ahora le apetece hacer cosas con ellas: “leer un cuento”, “jugar al parchís”… actividades que antes las niñas demandaban pero él era incapaz de realizar porque la necesidad de consumir no lo dejaba pensar en otra cosa.
Hace un llamamiento a todos los padres que tengan problemas de consumo:
“Lo primero que tienen que hacer es ponerse en tratamiento. Una vida sin droga es una vida plena, una vida feliz”
“Disfrutar de una mujer y de unas hijas sin droga es una auténtica maravilla porque antes no disfrutaba con ellas, no podía mirarlas a la cara”
Todo antes del tratamiento influyó negativamente en su familia incluso en sus padres y suegros.
“Les diría que se ponga en tratamiento. No es vida con droga”.